Cómo preparar una buena ensalada de invierno
El secreto de las ensaladas de invierno consiste en suavizar su temperatura para lograr que sean un plato templado. Pero, además, la clave está en añadir algún elemento que aporte energía, en especial si la ensalada será un plato único. Así como en verano apetece que los ingredientes estén bien fríos (recién sacados de la nevera, buena parte de las veces), en los días gélidos es preferible aparcar lo refrescante y degustar unos bocados con sensaciones menos extremas. Conseguir esto es muy fácil: basta mezclar ingredientes crudos y frescos con otros cocinados y tibios (no calientes). De esta manera obtendremos una temperatura de conjunto muy agradable al paladar, mientras conservamos intactas las propiedades de muchos de estos alimentos.
- Entre los ingredientes crudos, contamos con varios "incondicionales" de la cocina: tomate, cebolla, pimientos, pepinos, zanahoria y verduras de hoja verde, desde lechugas variadas y espinacas hasta canónigos y endibias. Nunca fallan.
- Entre los ingredientes templados, la variedad es casi infinita. Podemos apostar por las legumbres (reservando un poco de las que hagamos en estos días) o por el arroz, un cereal muy versátil. Pero también podemos incluir más energía con unas patatas o un poco de pasta, ambas ricas en carbohidratos. Otra opción es agregar algo de proteína animal (mariscos, pollo, huevo cocido) o añadir quesos y pescados en conserva (atún, boquerones, anchoas) para sumar calcio a nuestro plato.
Cinco clases de ensaladas para los días fríos
Las combinaciones posibles son muchas y, en buena medida, las decisiones las toma el paladar. Aun así, reseñamos varias opciones, según grupos de alimentos: quesos, pasta y patatas, arroz, legumbres, carnes y pescados.
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